Leyendas del Perú 2b: personas sirenas
La sirena del puente de fierro (Arequipa)
Arequipa.
http://leyendas-peru.blogspot.pe/2011/06/la-sirena-del-puente-de-fierro.html
- http://linda-arequipa.com/leyendas-arequipenas/
Este largo puente con estructura de fierro fue una obra de
Eiffel, además nuestro puente es el más largo de
Sur América, cuenta la leyenda que existe una sirena
debajo de este puente, es la la hija de la sirena que vive
en el puente Bolognesi, en este puente, pegado al risco
hay una piedra grande donde vive esta sirena.
A esta gran piedra la denominaran
Machiruna, esta
piedra es la puerta de ingreso al rio subterráneo que hay
detrás del río Chili. Allí empieza la casa de la sirena,
la piedra está amarrada en la parte de abajo por la fuerza
de todos los brazos de los hombres que han desaparecido.
Este río subterráneo se comunica con la casa de su madre,
que une en el puente Bolognesi, cuando se reúnen hacen
grandes fiestas, esta sirena sale a lavar sus vajillas
entre las seis y siete de la tarde, los que iban al río a
esas horas desaparecían, la sirena los encantaba.
El castigo de estos hombres que desaparecían, era que
veían a la sirena sentada sobre una piedra mostrando
coquetamente su cuerpo delgado, su larga cabellera y su
cola de pez con escamas de siete colores, los hombres al
mirar se quedaban encantados y caminaban hacia ella y de
pronto escuchaban bellas melodías que salían de las
vibraciones del agua y ahí quedaban atrapados. La sirena
cogía la varita mágica y movía la piedra Machiruna y en
ese instante el hombre desaparecía entre las aguas y nunca
más se los volvía a ver.
La sirena del Puente Bolognesi (Arequipa)
Arequipa.
de:
http://leyendas-peru.blogspot.pe/2014/09/la-sirena-del-puente-bolognesi.html
- http://arequipa.metroblog.com/labels/leyendas+aqp
¿Alguna vez oyó referir sobre la sirena del puente
Bolognesi? Nuestra ciudad tampoco queda al margen de las
leyendas griegas. Cuentan los antiguos que cuando era
estación de avecinarse las lluvias y al despuntar la
medianoche, hacía su aparición una bella mujer con cola
de pez, encima de la enorme piedra que está al pie del
puente Bolognesi, en pleno lecho del río.
Cuenta Eloy Obando, vecino que habita dichos lugares
desde hace 75 años, que la tradición oral que le
trasmitieron, refería a una sirena que esperaba a su
amado ya entrada la medianoche. El lugar, que en esos
tiempos estaba sin lo que es ahora la avenida La Marina,
tenía un acceso consistente en una escalerilla que
rodeaba la acequia, curso de agua que recorría la ciudad
al margen izquierdo del río Chili. A una hora precisa,
hacía su aparición, simultáneamente, la sirena en el río
y un hombre desnudo en el callejón Ibáñez, arrastrando
unas cadenas y subiendo un poste -que imaginamos era
para divisar a su amada- luego, bajaba hasta la casa que
colinda con el río, para perderse en medio de la noche y
encontrarse finalmente con la ninfa de las aguas que lo
esperaba en medio de cánticos y tenues luces que se
daban paso en tan descomunal piedra. Antes de que
aclarase el día, cuentan otros vecinos, la piedra se
convertía en una morada llena de bonitas muchachas que
salían en espera de algún inocente hombre para llevarlo
a sus dominios. Asimismo, se dice que dichas sirenas
eran las causantes de que muchas personas se arrojaran
desde lo alto del puente contra el lecho del río.
La sirena de Huacachina (Ica)
Ica.
de: Carmen Patricia Gutierrez Romero; en:
http://leyendas-peru.blogspot.pe/2011/06/la-sirena-de-huacachina-ica.html
Huacachina es el nombre de una laguna de aguas verdosas
y medicinales.
Cuentan que antiguamente Huacachina era un pozo, junto a
un algarrobo.
Cerca de este lugar vivía una joven princesa incaica.
Que era conocida por todos como Huacca-China (la que
hace llorar). Era una princesa de verdes pupilas, áurea
cabellera y que cantaba de una manera extraordinaria
hasta el punto que todo aquel que escuchaba su melodía
lloraba, porque ella tenía un secreto y es que su
corazón quedo enamorado de un feliz varón.
La princesa buscaba un rincón donde llorar y al hallarse
libre, cavaba ante el árbol un hueco donde hundir el
dulce nombre de su amor. Cierta vez en el hueco que
había abierto en la arena, ante el algarrobo, se llenó
de agua tibia y sumergió su blanca desnudez. Cuando
salió del baño, se envolvió en la sabana y al verse en
el espejo, descubrió un espía, un cazador, que al ver su
belleza, quedó prendado de sus encantos, viniéndose como
un sátiro, hacia ella.
La princesa huyó seguida obstinadamente por el cazador
entre las dunas y breñas en las cuales iba dejando
trozos desgarrados de su manto, que por momentos dejaban
ver su desnudez. La sabana quedó enredada en un zorzal y
la princesa quedó desolada sin fijarse en nada. Entonces
la sabana abierta se hizo arenal. Siguió huyendo la
princesa con su espejo en alto, cuando quiso dar un
salto tropezó y de su puño falto de fuerzas, se escapó
el espejo. Y ocurrió una conmoción, pues el espejo roto
se volvió una laguna y la princesa se transformó en una
sirena que en las noches de luna sale a cantar su
antigua canción.
Los Comatraneros (ciudadanos de la zona) sostienen que
existe una corvina encantada, la cual dicen haberla
visto, pero más que calan las redes nunca llegan a
apresarla. También hay una leyenda de la vieja que toca
su cajita para aumentar de ese modo el caudal del agua y
es la explicación que da la gente para ese extraño
sonido de los cerros cuando lo bate el viento.
Los dos amigos y la sirena (Moquegua)
Departamento de Moquegua (sur del Perú).
de:
http://leyendas-peru.blogspot.pe/2011/08/los-dos-amigos-y-la-sirena-moquegua.html
Se cuenta que hace mucho tiempo, en el puerto de Ilo,
ubicado al sur del Perú en el departamento de Moquegua,
vivía Alberto, un pescador.
Un día Alberto salio de faena al mar con su lancha, junto
con su mejor amigo de nombre Pío.
Estando ya en altamar, Alberto sintió cansancio por las
largas horas que navegaba. Al llegar la noche y preocupado
porque no habían pescado nada, decidieron regresar al
muelle Fiscal y desviando la proa, enrumbaron a sus casas.
Pasada media hora, ambos amigos escucharon una melódica
canción en medio de la noche y el brillo del mar que
provenía de un conjunto de rocas.
Ellos pensaron que era el viento con el vaivén de las olas
y no le dieron importancia al sonido.
Pio, remando más despacio, decidió ver que animal
provocaba tan bello sonido y divisando a una sirena
hermosa con cabellos cristalinos, ojos brillantes y con
una silueta de mujer inigualable, ella llevaba entre sus
manos una varita que daba buena suerte.
Pío se puso a pensar en ese momento en los rumores de
vertían otros pescadores de la suerte y la fortuna que
traía la varita de la sirena.
Entonces decidió arrebatarle la varita a la sirena. Antes
de hacer ello, la sirena se zambulló al mar.
Pío dio un salto, tomó la varita y de otro brinco volvió a
la lancha y remó como nunca antes lo había hecho, y se
alejó de ese lugar.
Alberto le preguntó el porqué de aquella acción tan
peligrosa a su amigo y este le respondió y solo estaba
ejercitando los músculos y así en medio de la conversación
se dirigieron hacia el muelle.
Estando en el muelle Fiscal se bajaron los dos apresurados
para tomar café en la casa de Pío.
Cerca de las dos de la mañana, Pío no podía dormir
tranquilo por la acción que había realizado en el mar y
mientras pensaba , nuevamente escuchó la melodía. Él se
levanto asustado y miró por la ventana, era la sirena que
lo llamaba entre las olas del mar y el oscuro ocaso.
Pío salió a pasear para borrar el miedo que llevaba
dentro. Se encontró con Alberto y decidió contarle lo que
venía ocurriendo todas las noches.
Alberto, le dijo que la última vez que fueron al mar,
saltó de la lancha y vio que había cogido algo brillante
¿Qué era?-preguntó- no era nada –dijo Pío.
Sin haberle creído Alberto le respondió: “Esa es la varita
de una sirena y mientras tú la tengas te traerá mala
suerte; es mejor que la devuelvas antes que pase más
tiempo, porque cuando la llegues a tocar, en el Mar te va
a pasar algo muy malo”.
Después de la conversación, Pío regresó corriendo a su
casa, cogió la varita y se fue a tirarla al mar en un
lugar muy alejado para que nadie lo viera. Pero en su mala
suerte pisó un pozo de agua. De inmediato, Pío se
convirtió en una inmensa peña.
El poder de la varita hizo que desde ese día, ese lugar se
convirtiera en una piscina natural de aguas quietas y
cristalinas conocida actualmente como Puerto Inglés.
La Poza de la Sirena (Moquegua)
Departamento de Moquegua (sur del Perú).
de:
http://leyendas-peru.blogspot.pe/2011/08/la-poza-de-la-sirena-moquegua.html
“Yo tuve la suerte de conversar en esa época muy niño
todavía con un señor que tenía cerca de noventa años de
nombre Don Amador Mazuelos y él nos aseguraba una leyenda
que había sucedido en Ilo. En esa época Ilo era una
caleta, un caserío se puede decir, porque era un grupo muy
pequeño; las casas estaban diseminadas, casi aisladas en
ciertos sitios del puerto. Así que esa gente, en esa
época, solamente se conocía la manera más rústica de
cocinar que era a leña… Entonces la materia prima era la
leña y había gente que vivía de ese trabajo. Y se trata
cabalmente de uno de estos señores que en una época en que
se fue al valle a traer su materia prima para las cocinas,
se entretuvo en el valle comiendo fruta, porque era
temporada de frutas y, cuando acordó, ya el tiempo se le
había vencido. Comenzó a recolectar la leña, formó su
atado y se lo puso a la espalda y este señor comenzó a
caminar por rutina por el mismo sitio que era el camino
del puerto al valle, por la orilla del mar hasta la Boca
del Río. Así que cuando estaba pasando por un trecho muy
pegado al mar, siente una voz de una mujer que estaba
tarareando, una voz muy bonita. Pero el agarró y pensó:
“!Caray! esta mujer a dónde viene a cantar en este
desierto” Pero después se quedó parado y sorprendido
porque recapacitó y resulta que él se orienta bien y ve
que la voz salía del mar. “¿Cómo –dijo- una mujer
bañándose a estas horas de la noche?” Y esa era una noche
oscura, no había luna. Así que a las justas, dejo tirado
la leña en el suelo, se sentó sobre el atado y se puso a
escudriñar el mar.
Y en el mar había un mochito y allí se veía un bulto que
se movía, pero él decía que era un lobo; pero sentía que
desde allí salí una voz que era de una mujer que gritaba,
que cantaba, que entonaba algo. Pero de repente vio con
sorpresa que siente un chapuzón y ve en la espuma blanca
que con velocidad salía en su dirección, una raya blanca
que se dirigía hacia él. Cuando de repente ve que sale del
agua una mujer. El no se dio cuenta de la cola ni nada y
recién supo más tarde que era una sirena. El problema era
de comunicarse hasta que se comunicaron con mímica y al
fin se comprendieron. Entonces ella le decía “¿Qué haces
acá?” Y él le señalaba la leña y así.
Luego de una larga conversación, resulta que se despiden
pero la sirena le dice que ponga las manos juntas que le
iba a dar algo. Entonces mete la sirena debajo del agua
las manos y comienza a llenarle las manos con lo que del
fondo sacaba y el se lo mete al bolsillo. Luego se
despiden y recién cuando se da la vuelta, se da cuenta el
leñador recién que la mujer tenia una cola de pescado.
Cuando la sirena desapareció, él se sentó un rato sobre la
leña, pensativo y se dijo “Esto no lo puedo contar en el
puerto, porque si lo cuenta me van a decir que estoy loco,
que estoy chiflado; nadie me va a creer porque no hay otra
persona que lo haya visto”. Entonces se quedó calladito.
Llegó al puerto y comenzó a repartir la leña; cada persona
necesitaba dos palitos para cocinar. Termina su venta y
entonces se queda pensativo y va y se acerca a un bar; en
ese tiempo los bares solo vendían vino. Cuando terminó,
metió la mano al bolsillo, saca la plata para pagar y
empezó a examinar unas cosas raras como una bolitas de
fierro, pero brillante, medio blanquizcas. Como los del
costado conocían de esto, dijeron “!Perlas!” El leñador
metió la mano al bolsillo, pagó y se fue asustado pensado
en las perlas.
Pero dicen que “en pueblo chico infierno grande”; voló la
noticia y todo el mundo se enteró, hasta las autoridades
de esa época. Ellas se reunieron y se informaron de quién
tenía las perlas, que era un pobre diablo que vivía de la
leña, que cómo puede tener perlas, que de dónde las habrá
sacado, que seguro las habrá robado… y especularon muchas
cosas, incluso que había encontrado un banco de perlas.
“!Vamos a ser ricos¡” dijeron entonces y decidieron chapar
al leñador. Luego de hacerlo le quitaron las perlas y le
dijeron que confiese de donde las había sacado. El se
mantuvo en silencio porque tenía miedo de decir la verdad,
hasta que decidió contarlo todo pero a condición de que le
crean: “Me las dio una sirena” les dijo. No bien dijo esto
lo castigaron. Le echaron agua, lo colgaron y le pegaron,
lo que le mortificó mucho; pero como insistía en su
versión, uno de sus captores propuso que hiciera lo mismo
para demostrar que decía la verdad. Así que lo enviaron al
mismo sitio custodiado por soldados sin mayor fortuna por
espacio de quince o veinte veces, recibiendo castigos por
mentiroso. Uno de ellos le dijo “¿Por qué no te concentras
y así puedas transmitirle a la sirena para que venga?” Así
que el leñador se concentraba y llamaba a la sirena, hasta
que en una noche sin luna salió nuevamente hacia el lugar
seguido de cerca por sus captores. Se puso frente al mar y
de repente, igual que en la primera vez, escuchó el canto
de la sirena y su figura sobre la roca en medio del mar.
“!¿La sienten?! ¡¿La sienten?!” empezó a gritar. Tiro la
leña al suelo y la llamaba a gritos “!Ven sirena! ¡Ven
sirena!” Sintió el chapuzón, vio la espuma del mar y la
raya blanca que se le acercaba.
Al preguntarle qué pasaba, el leñador le comentó que desde
el día que la había visto, en vez de ser una alegría había
sido una desgracia porque había sufrido mucho y le contó
lo sucedido. Entonces el leñador se agarró las puntas de
la camisa formando una bolsa y le dijo “Dame perlas, dame
perlas” La sirena le entendió el mensaje y le lleno la
camisa con lo que pedía; luego de lo cual llamó a las
autoridades para que vean lo que tenía. Al llegar al sitio
algunos lograron ver algo de la sirena y al dar su
chapuzón pudieron verla por completo perdiéndose en el
mar. la gente curiosa fue a ver lo que le había entregado
al leñador y éste soltó su camisa y las perlas se fueron
al suelo, luego de lo cual todos se arrodillaron para
poder agarrar algo de ella, mientras el leñador
desapareció por completo del lugar en el momento de la
confusión.
Selva
La mujer en los ríos y cochas que busca
hombres: La Sirena (Selva)
Selva del Perú.
de:
http://leyendas-peru.blogspot.pe/2012/10/la-sirena.html
Es otro de los “encantos”, personaje mágico de la
amazonía. Dicen que vive solitaria, pero siempre en busca
de compañero, en las profundidades de los ríos y cochas,
que sube a la superficie por medio de las muyunas o
remolinos. Entonces, en una playa solitaria o en un
barranco cercano de agua, canta con dulce acento lastimero
y si algún joven la escucha, será atraído hacia ese lugar
y terminará rindiéndose ante ella. Seducido por los
encantos y la ternura de la sirena, el hombre lo
abandonará todo y se marchará con ella para siempre.
Los familiares del desaparecido dirán entonces: se habrá
ahogado, pero el cuerpo jamás será encontrado y si se
consulta con un buen chaman ayahuasquero; seguro les dirá
que la sirena lo ha encantado y lo llevó a vivir con ella,
a su reino de las profundidades.
*****
LA SIRENA - una mujer bellísima con un
amor infeliz (Selva)
Iquitos.
de:
http://www.taringa.net/posts/paranormal/12385972/Leyendas-del-Peru-D.html
Cuenta una leyenda de la selva del Perú que en la laguna
de Quistococha en Iquitos existía una mujer bellísima que
en las noches de luna llena emerge de sus aguas y que
sentada a sus orillas coqueteaba y tristemente peinaba su
larga cabellera.
Esta mujer era una sirena cuyo nombre era “Flor de Yavari”
que pagaba un exilio forzado por amor.
Fue desterrada a la laguna de Quistococha por su padre un
Yacuruna que no le perdono el haberse enamorado de un
mortal.