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Cabrera: Mensaje de las piedras

6. Planetas habitados por el hombre de los tiempos remotos

6.5. LAS ROCAS SE ABLANDARON - 6.6. NUESTRO PLANETA MARCHA HACIA OTRO CATACLISMO

Fig. 72: la pisada de un
                dinosaurio
Fig. 72: la pisada de un dinosaurio (p.259)

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Presentación de Michael Palomino (2012)


de: Javier Cabrera Darquea: El mensaje de las piedras grabadas de Ica; edición privada, quinta edición 1991; avenida Bolívar 170, plaza de Armas, Ica, Perú. tel. 231933 / 234363;


6. PLANETAS HABITADOS POR EL HOMBRE

6.5. LAS ROCAS SE ABLANDARON

[El reloj solar en Quenco, región de Cusco - y huellas de animales remotos]

Pero así como estos dos Gliptolitos informan de un sistema organizado de vida que alcanzó el hombre en el planeta Tierra, he dicho también que revelan la intención de señalar una situación precataclísmica por la que atravesaba el planeta en ese entonces. La creciente intensificación calorífica que puso en situación precataclísmica al planeta Tierra, debe haber determinado que la superficie rocosa del planeta se ablandara. A través de mis investigaciones he encontrado testimonios de esta especial condición adquirida en un remoto pasado por la corteza terrestre.

En el suelo pétreo de las ruinas de Quenco (Cusco, Perú) existen restos de los que fue el Intihuatana, llamado reloj solar, atribuido erróneamente a los incas. Marcaba los años y las estaciones. Lo formaban una columna central - columna equinoccial - y cuatro pares de columnas laterales - columnas solsticiales. De él sólo quedan (p.254) fragmentos de las columnas solsticiales y de la mesa pétrea sobre la que estuvo la columna central, columna equinoccial (Fig. 69).


Reloj
                                solar Intihuatana
Fig. 69: Reloj solar Intihuatana (p.256)

Restos de Intihuatana o reloj solar, en Quenco, Cusco. Obsérvese los fragmentos pétreos de las columnas solsticiales y de la mesa (señalada por el hombre de la foto) sobre la que estuvo la columna equinoccial. Su destrucción evidencia la acción de un cataclismo (p.256).

Su destrucción evidencia la acción de un cataclismo, más que la atribuida al hombre (conquistador español) y al tiempo.

[Animales no identificados en Quenco (Cusco)]

En el mismo suelo pétreo de Quenco, cerca del Intihuatana, se distingue claramente la huella de la pisada de un pie calzado, de dimensión normal, junto a la huella de la pisada de un animal no identificado (Fig. 70).


Pisada de animal no identificada
Pisada de animal no identificada (p.258)

Testimonios del ablandamiento de las rocas por efecto del intenso calor que afectó a la Tierra en un remoto pasado. Fig. 70: huellas de la pisada de un pie calzado y de la de un animal no identificado hechas sobre roca, en Quenco, Cusco (p.259).

Estas huellas sólo pudieron dejarlas el hombre y el animal en una época muy remota en que las rocas estaban blandas por efecto del intenso calor del planeta.

Setenta kilómetros al noreste de Lima, Perú, en un lugar llamado Huandoval, hay un canto rodado de grandes dimensiones - semejante a los cantos rodados de Ica que usó la Humanidad Gliptolítica para hacer sus grabados - que muestra las huellas de los pies de un ser humano (Fig,. 71).

Huellas de un ser
                                humano
Huellas de un ser humano (p.258)

Fig. 71: Canto rodado en Huandoval - 70 kilómetros al noreste de Lima -, que muestra la huella de la pisada fósil (impronta) de dos pies (p.259).

En muchos Gliptolitos se observa que parte del dibujo ofrece pérdida en la continuidad de los trazos y los dibujos mismos aparecen en aquellas partes deformados, como si las piedras, luego de ser grabadas, hubieran adquirido otra forma. Esto sólo se explica si se piensa que las piedras, después de haber sido grabadas, se ablandaron mucho más y chocaron entre ellas. La situación precataclísmica que ablandó la corteza terrestre y el consiguiente cataclismo que se produjo, fueron la causa de esta característica de los ´Gliptolitos (Obsérvese la espalda del cirujano en el Gliptolito de la Fig. 57).


[Otro animal desconocido en Cusco - dinosaurio]

En la Plaza de Armas del Cusco, Perú, frente a la sede de la Universidad San Antonio Abad, se ve una mole pétrea en la que aparece una gigantesca huella de la pisada de un animal (Fig. 72).


Fig.
                                72: la pisada de un dinosaurio
Fig. 72: la pisada de un dinosaurio (p.259)

Fig. 72: En una mole pétrea del Cusco, lo que se conoce como La Pisada del Dinosaurio (p.259).

Esta huella sólo puede corresponder a uno de aquellos animales de proporciones colosales ya extinguidos, conocidos con el nombre genérico de dinosaurios. Este hecho nos demuestra que existieron en el suelo peruano aquellos reptiles gigantescos que vivieron en la era geológica del Mesozoico y que esta huella - lo mismo que las anteriormente mencionadas - sólo pudo haber sido dejada en la roca cuando ésta (p.255), por efecto del intenso calor, estuvo blanda.

[Huellas de dinosaurios en Texas]

En Texas, EE.UU., existe una zona pétrea donde se ven las pisadas de varios dinosaurios, formando el rastro de una caminata (Fig. 73).


Fig.
                                73: Huellas de dinosaurios
Fig. 73: Huellas de dinosaurios (p.259)

Fig. 73: huellas de una caminata de dinosaurios, en suelo pétreo de Texas, EE.UU. (p.259).

Ellas demuestran que la intensidad calorífica que ablandó las rocas fue un fenómeno ocurrido en todo el planeta.

[Tesis que las piedras grabadas fueron hecho antes del cataclismo para memorizar el saber]

Ante esta serie de hechos, se llega a la siguiente (p.256) conclusión: si el hombre y el animal dejaron impresas fortuitamente sus huellas en las rocas cuando éstas tenían cierta plasticidad, el hombre inteligente que advirtió esta condición especial de las rocas indudablemente las aprovechó para dejar una huella razonada. Esto me permite afirmar que las Piedras Grabadas de Ica o Gliptolitos se grabaron en un instante de la situación precataclísmica, para lanzar sus mensajes al futuro, ante el peligro de que el conocimiento alcanzado se perdiera por el efecto del cataclismo que se avecinaba (p.257).


6.6. NUESTRO PLANETA MARCHA HACIA OTRO CATACLISMO (p.257-262)

He dicho anteriormente que la situación precataclísmica que vivió la Tierra se debió al incremento de la intensidad calorífica como consecuencia de que la energía solar, luego del llegar al planeta, no podía disiparse, ya que la atmósfera saturada de vapor de agua e impurezas funcionaba como cuerpo opaco (efecto invernadero) que impedía tal disipación. He dicho, asimismo, que esta situación es incompatible con otras características que revelan ambos Gliptolitos: una armónica distribución en el uso de los recursos del planeta para la mejor vida de la Humanidad Gliptolítica.

He dicho también que el tiempo en que se dio el uso armónico de los recursos del planeta no corresponde al tiempo en que se dio esta situación precataclísmica, pues lo último revela precisamente un uso anárquico que comprometió el metabolismo del planeta. He señalado como posible causa de esta situación crítica, el que los hombres dela escala humana conseguida por los Hombres Gliptolíticos, se hayan apartado de la finalidad de su existencia: el incremento y la conservación del conocimiento.

Estas dos situaciones incompatibles que se observan en los dos Gliptolitos, sólo pueden obedecer al propósito de los Hombres Gliptolíticos de dejarnos un doble mensaje: de un lado, el modelo de una forma racional de aprovechar los recursos del planeta para equilibrar el metabolismo, y de otro lado, cómo el planeta mismo puede (p.257) ser conducido a una situación termo-crítica como consecuencia de la contaminación atmosférica. Se entiende que el abandono del conocimiento y la adquisición de ideales egoístas, fueron la causa del mal uso de los recursos naturales del planeta en aquel remoto pasado.

[La contaminación del planeta Tierra va a terminar en otra catástrofe grande]

Este mensaje se toma alarmante si se tiene en cuenta que la humanidad actual está conduciendo al planeta a la contaminación atmosférica, con lo que se estaría comenzando a repetir esa situación termo-crítica. Esta aseveración se ve confirmada en los siguientes fenómenos que están ocurriendo:

como consecuencia de la irracional industrialización del mundo, se están produciendo formidables flujos de gases, partículas coloidales, etc., los que al ser tomados por las corrientes de aires están siendo llevados a las capas más altas de la atmósfera en donde permanecen en suspensión en forma indefinida y acumulativa. La existencia de una ciencia sin función social y, consecuentemente, el uso de tecnologías que no toman en cuenta la vida humana ni el metabolismo del planeta, están produciendo desechos que alteran los ciclos de recuperación de ríos, lagos y mares. La ubicación no planificada de los centros poblados, agropecuarios y fabriles, motivada por la competencia entre las naciones del mundo por ganar mercados, está destruyendo sistemáticamente áreas de cultivo y bosques, tan necesarios para la conservación del ambiente natural.

Los fenómenos anteriormente señalados estarían formando en la atmósfera una barrera (cuerpo opaco) que impediría la disipación de la energía solar que recibe el planeta y que motivaría en éste un incremento progresivo de la temperatura. De seguir en forma indefinida esta tendencia, se llegaría a una situación térmica semejante a la que llegó nuestro planeta en aquel remoto pasado.

[Bloques de hielos en regiones no previstas - el clima en la Tierra se calienta]

La actual presencia de inmensos bloques de hielo (iceberg) en zonas en donde nunca habían aparecido, ha dado lugar a que algunos científicos piensen que se aproxima una época de glaciales o fríos intensos. Lo que está sucediendo es que el creciente aumento de la temperatura ocasiona en los casquetes helados de los polos (p.260) desprendimientos de esos bloques y desplazamientos de aguas frígidas, con el consiguiente cambio de clima en los lugares de su influencia. Sin embargo, este fenómeno no es más que la fase inicial del deshielo total de los polos, tal como sucedió en la Tierra a juzgar por la representación que muestran los dos Gliptolitos (recuérdese que en los hemisferios gliptolíticos descritos no existen casquetes helados).

Por lo tanto, como parece evidente que en la actualidad la Tierra marcha hacia la repetición del progresivo incremento de la temperatura [provocado por más actividad solar, no por los gases], luego del deshielo total habrá de producirse la evaporación de las aguas por el intenso calor [provocando más tropas], lo que significa que nuestro planeta va hacia la adquisición de un clima que nos es frígido, la situación térmica tendrá que venir después de un largo período glacial.

[Idea de reducir la contaminación por las Naciones Unidas - concentración de los hombres y proteger muchas zonas sin hombres]

Es importante recordar que oportunamente técnicos de las Naciones Unidas propusieron un modelo del mundo tendente a contrarrestar la contaminación ambiental del planeta, integrado por las siguientes etapas:

a) construcción, en zonas determinadas del planeta, de ciudades gigantescas para albergar la población humana;

b) dedicar racionalmente zonas a la actividad agropecuaria, encargadas de proveer de alimentos a las ciudades;

c) distribución planificada de los centros industriales;

d) tratar de que parte del planeta permanezca inhabitado por el hombre para que el suelo continental y las especies biológicas conserven sus características naturales.

Si se repara en este modelo - que, dicho sea de paso, no ha merecido más atención que algunas publicaciones periodísticas - se observa que tiene coincidencia con el modelo del Mundo Gliptolítico, en el que - tal como he dicho - se concentró a la población en las Megápolis, se reservaron zonas para la industria y la agricultura y se dejaron inhabitadas otras zonas del planeta.

El mensaje definitivo que estos dos Gliptolitos han dejado a los hombres del futuro es el de que el hombre no altere los mecanismos naturales que rigen la vida y el metabolismo del planeta; es decir, mantener el equilibrio del ecosistema planetario, tan necesario para (p.261) conservar el habitat y el conocimiento humano (p.262).


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