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Cabrera: Mensaje de las piedras

1. Existió otra humanidad

1.5. EL LABORATORIO CONFIRMA ANTIGÜEDAD DE LOS GRABADOS

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Presentación de Michael Palomino (2012)


de: Javier Cabrera Darquea: El mensaje de las piedras grabadas de Ica; edición privada, quinta edición 1991; avenida Bolívar 170, plaza de Armas, Ica, Perú. tel. 231933 / 234363;


<Capítulo I:

EXISTIÓ OTRA HUMANIDAD

1.5. EL LABORATORIO CONFIRMA ANTIGÜEDAD DE LOS GRABADOS (p.59-70)

[Investigaciones con 33 piedras grabadas]

Era el mes de Mayo de 1967 y un día escogí de mi colección treinta y tres piedras, entre ellas algunas de los ciclos reproductivos de animales extinguidos que yo sabía podían prestarse a controversia si no se verificaba su antigüedad.

Recurrí a mi amigo Luis Hochshild, estudioso ingeniero de minas y vicepresidente de la Compañía Minera Mauricio Hochshild, con sede en Lima. Le solicité la gentileza de que en sus laboratorios se hiciera un análisis que precisara la naturaleza de las piedras que le entregaba y la antigüedad de sus grabados. En los primeros días del mes de junio de ese año (1967) los laboratorios me proporcionaron directamente el resultado del análisis en un documento suscrito por el geólogo Eric Wolf y que a la letra (p.59) dice:

"Se trata indudablemente de piedra natural y redondeada por el transporte fluvial (cantos rodados).

Petrológicamente las clasificaría como andesitas. Las andesitas son rocas cuyos componentes han sido afectados mecánicamente a causa de altas presiones con simultánea transformación química. En nuestro caso quedan patentes los efectos de una intensa sericitación (transformación del feldespato en sericita). Este proceso ha incrementado la compacidad y el peso específico, creando por otra parte la suavidad que los antiguos artistas sabían apreciar en la ejecución de sus obras.

Trataré de confirmas esta opinión preliminar por medio de un examen más minucioso en los laboratorios de la Universidad de Ingeniería y de la Universidad de Bonn, Alemania.

Por lo demás, cabe mencionar que las piedras están envueltas por una fina pátina de oxidación natural que cubre por igual las incisiones de los grabados, circunstancia que permite deducir su antigüedad.

No he podido observar ningún desgaste notable o irregular en las aristas de las incisiones por lo que cabe la suposición de que han sido realizadas no mucho antes de depositar los ejemplares en las necrópolis o lugares donde ahora son encontradas.

Lima, 8 de junio de 1967.

Eric Wolf"

Este análisis revelaba tres hechos importantes:

a) las piedras grabadas tienen mayor peso específico que los cantos rodados comunes que abundan en los lechos de los ríos y playas de los mares, lo que ya yo había advertido cuando tuve en la mano la primera piedra grabada que llegó a mi (p.60) poder;

b) las piedras grabadas son antiguas, a juzgar por la capa de oxidación natural que cubre por igual las incisiones de los grabados;

c) el que los grabados hayan sido hechos no mucho antes de que los ejemplares fueran depositados en donde ahora son encontrados - a juzgar por la falta de desgaste notable o irregular en las aristas de las incisiones -, sólo significa que las piedras no fueron grabadas para usarse sino para ser depositadas en lugares muy protegidos, con una intención desconocida.

[1966: análisis por en arquitecto Santiago Agurto Calvo]

Un año atrás, el arquitecto Santiago Agurto Calvo había dado a conocer los resultados del análisis petromineralógico de piedras grabadas que integraban su colección. Los resultados formaban parte del artículo periodístico suscrito por él y en el que daba a conocer sus investigaciones sobre el hallazgo de piedras grabadas en las tumbas preincas de la zona de Ocucaje, Ica, tal como he mencionado en páginas anteriores (12).

(12) Artículo citado (Agurto Calvo, Santiago: Las piedras mágicas de Ocucaje. En: Suplemento del diario "El Comercio"; Lima, 11 de diciembre 1966)

Se trataba de algunos ejemplares que a fines de 1962 había comprado a los huaqueros de Ocucaje y que, según manifiesta en su artículo, representaban "coas no identificables, insectos, peces, aves, felinos, figuras fabulosas y seres humanos, unas veces singularmente y otras mezclados en elaboradas y fantasiosas composiciones". El análisis lo había encargado a la Facultad de minas de la Universidad Nacional de Ingeniería y había sido efectuado por los ingenieros Fernando de las Casas y César Sotillo. Como en los resultados del análisis que yo había solicitado al vicepresidente de la Compañía Minera Mauricio Hochshild se me anunciaba confirmar el estudio preliminar con un examen más minucioso en los laboratorios de la Universidad Nacional de Ingeniería del Perú y de la Universidad de Bonn de Alemania.

[Comparación de los análisis]

Decidí confrontar este estudio preliminar con los resultados del análisis de las piedras grabadas del arquitecto Agurto. Estos resultados decían lo siguiente:

"Todas las piedras son andesitas fuertemente carbonatizadas, a pesar de que por su coloración y textura externa parecen ser, entre sí (p.61), de distinta naturaleza.

Las piedras proceden de capas de flujos volcánicos correspondientes a series del mesozoico características de la zona.

La acción del intemperismo ha atacado la superficie de las piedras, cambiando los feldespatos en arcilla, debilitando por tanto su grado de dureza externa y formando una especie de cáscara que rodea la parte interior.

La dureza exterior corresponde en promedio al grado 3 de la escala de Mohns, llegando a ser hasta de 4 1/2 grados en la parte interna no atacada por el intemperismo. Las piedras pueden ser trabajadas prácticamente con cualquier material duro como huesos, conchas, obsidiana, etc., y, naturalmente, con cualquier instrumento metálico prehispánico."

Según declara en su artículo periodístico, el arquitecto Santiago Agurto Calvo encargó el análisis del laboratorio con el propósito esencial de establecer el grado de dureza de las piedras. Pensaba él que si las piedras no tenían mucha dureza podían haber sido grabadas por hombres prehispánicos (incas y preincas), porque éstos no habían conocido metales de gran dureza. Y que si las pruebas de laboratorio así lo demostraban, se justificaba proseguir la investigación sobre las piedras grabadas de Ica. Como las pruebas de laboratorio dieron la confirmación, el arquitecto Agurto llegó a la conclusión de que las piedras tenían origen prehispánico.

El arquitecto Agurto, siguiendo los estudios tradicionales de la arqueología peruana, que sostienen la inexistencia de una cultura avanzada anterior a las que se conocen como las prehispánicas, sólo podía remitirse a una prehistoria peruana que no va más allá de incas y preincas. Esto explica el que para arribar a su conclusión haya desechado valiosos elementos de juicio que tuvo a mano y que pudieron haberlo conducido a sospechar la existencia de un horizonte cultural en el más remoto pasado. Me refiero a que las pruebas de laboratorio encargadas por él informan (p.62) que las piedras proceden de capas de flujos volcánicos correspondientes a series de la era Mesozoica, característica de la zona, es decir, de la zona de Ocucaje, lugar en donde se habían hallado las piedras materia de análisis. Se sabe que las rocas mesozoicas corresponden a una antigüedad de 230 millones de años. Y aunque esta cifra se encuentra muy alejada de la cifra que los antropólogos aceptan respecto de la aparición del hombre sobre la Tierra (250 mil años), no era científico desechar que tales piedras grabadas fueran al testimonio de la existencia del hombre en un pasado insospechado.

Me refiero también a las sugestivas figuras grabadas en algunas piedras de su colección: "cosas inidentificables [no identificables], insectos, peces, aves, felinos, figuras fabulosas y seres humanos, unas veces singularmente y otras mezclados en elaboradas y fantasiosas composiciones", como refiere él mismo en su artículo periodístico.

El esquema dogmáticamente admitido como válido sobre los seres vivientes que poblaron el hábitat terrestre en las diferentes eras geológicas, debió haber pesado mucho como para que el arquitecto Agurto no haya pensado que tales cosas inidentificables [no identificables], figuras fabulosas y seres humanos, mezclados en elaboradas y fantasiosas composiciones no eran producto de la imaginación de los hombres que las grabaron, sino que podían tener correspondencia con animales que existieron en la planeta en un remoto pasado.

[Conclusiones con ciencia natural y los resultados laboratorios: había hombres en un remoto pasado]

Los resultados de los análisis de laboratorio solicitados por el arquitecto Agurto Calvo y por mí, se venían a sumar a los resultados de mis observaciones, y todos ellos demostraban la posibilidad de que el hombre pudiera haber coexistido con animales prehistóricos. Esto bastaba para darse cuenta del extraordinario valor arqueológico que tenían las piedras grabadas de Ica. Yo como yo estaba convencido de que los trabajos interpretativos correspondientes podrían hacerse con mayor rapidez con la participación de los arqueólogos de mi patria, decidí difundir los resultados de mis investigaciones con el propósito de que se reconociera el valor arqueológico de estas piedras - reconocimiento tan necesario para despertar en los arqueólogos el interés por estudiarlas - y con el propósito también de que (p.63) se preservara la zona de Ocucaje y se detuviera así la extracción ilícita de las piedras, que venían siendo objeto de insólito comercio a vista y paciencia de autoridades locales, desde 1961.

[Sr. Cabrera quiere organizar la investigación oficial - loco Museo Regional y el arqueólogo Rowe bloquean la investigación oficial]

Fue así como a través de conferencias, entrevistas e informaciones periodísticas se empezaron a conocer mis investigaciones, tanto en el Perú como en el extranjero. Fue así también como en la Primera Convención de Directores de las Casas Departamentales de la Cultura, realizada en Julio de 1968 en la ciudad de Ica, comuniqué la necesidad de que se estudiaran las piedras grabadas. Yo deseaba despertar la inquietud por estas piedras en los Directores participantes en la Convención, a fin de que apoyaran las gestiones que yo tenía pensado realizar ante las autoridades de la Casa de la Cultura del Perú, en vista de que éstas permanecían hasta el momento en un silencio desconcertante. Se me expresó en la convención el deseo unánime de apoyar las gestiones y noté el entusiasmo que las piedras grabadas de Ica habían logrado producir en los participantes.

Cuando en diciembre del mismo año me aprestaba, premunido de la debida argumentación, a solicitar, en nombre de la Casa de la Cultura de Ica, autorización oficial para que se efectuaran excavaciones sistemáticas en los lugares arqueológicos de Ocucaje y zonas aledañas, dejé de ser Director en un momento en que todas las Casas Culturales del país entraron en reorganización. Pese a ello, yo había decidido dejar que mi colección de piedras grabadas siguiera exhibiéndose en la sede de la Casa de la Cultura de Ica. Pero sucedió por entonces un hecho que me alarmó porque comprometía el destino de mis piedras. fui enterado de que se le había encargado la dirección de la Casa de la Cultura de Ica al Director del Museo Regional de la ciudad. Recordé la conversación que había tenido con él, hacía cerca de dos años y medio atrás, cuando había ido al Museo Regional a preguntarle sobre la existencia de piedras grabadas en el Museo.

Recordé, sobre todo, el hecho extraño de que las piedras que allí había no las exhibiera y en cambio las tuviera ocultas en el depósito; y recordé, asimismo, su opinión en el sentido de que no era necesario hacer pruebes de laboratorio sobre las piedras grabadas, porque el (p.64) arqueólogo John H.Rowe le había asegurado que los grabados eran hechura de los campesinos de Ocucaje. Ante el inminente peligro de que las seis mil piedras que yo había logrado reunir fueran a dar a un depósito donde permanecerían ocultas, las trasladé a mi domicilio. Yo con la finalidad de que pudieran seguir siendo apreciadas y despertando el interés científico en los visitantes, les destiné el consultorio médico y otras habitaciones, que con el transcurso de los años fui habilitando convenientemente hasta formar lo que hoy es el Museo de Piedras Grabadas de Ica. Así me convertí en su custodio y en su investigador.

["Piedras de Ocucaje" son llamados "piedras de Cabrera"]

Empezaba a darme cuenta de que no debía hacerme ilusiones respecto de que tanto arqueólogos como autoridades culturales del gobierno central se interesaran por estudiar las piedras grabadas de Ica. Desde 1961 en que se había comenzado a hablar de ellas hasta mi salida de la Casa de la Cultura, habían transcurrido ocho años y los que tenían la obligación de siquiera aproximarse a las piedras, por lo menos para verificar su antigüedad, las habían ignorado. Esta actitud sólo podía interpretarse como que daban por hecho indiscutible que las piedras grabadas de Ica no tenían ningún valor científico. La incredulidad de los especialistas y en general de las personas que creían tener condiciones para opinar, se notaba en el hecho curioso de que cuando las piedras habían aparecido por primera vez las habían llamado piedras grabadas de Ocucaje, pero cuando fui difundiendo mis hallazgos que revelaban el extraordinario valor arqueológico de las mismas, las llamaros despectiva y burlonamente las piedras de Cabrera. el propósito indudable era hacer ver que las piedras no habían existido antes sino sólo a partir de la época en que yo me había interesado por ellas, para lo cual ocultaban deliberadamente el hecho innegable de que habían sido conocidas antes (1961), como lo habían referido oportunamente dos estudiosos peruanos, Hernán Buse y Santiago Agurto Calvo.

[La venta de las piedras grabadas por los campesinos destruye la entidad del mensaje de las piedras - temas]

He dicho en páginas anteriores que las figuras de los grabados informaban sobre diferentes temas y que cada tema completaba su información con un conjunto de piedras que formaban una serie. Ante el desamparo en que ellas estaban por la actitud de indiferencia e incredulidad que habían (p.65) asumido los arqueólogos y las autoridades del gobierno central, me preocupaba que el comercio de las piedras dispersara y extraviara la información que contenían. Esto me condujo entonces a tener que adquirir más ejemplares. Mi deseo hubiera sido adquirir todas las piedras que obraban en poder de los coleccionistas de Ica y Lima y todo el flujo cuantioso de ejemplares que diariamente vendían (y siguen vendiendo) los huaqueros de Ocucaje, pero esto era incompatible con mis limitadas posibilidades económicas, aparte de que vislumbraba la resistencia o el elevado precio que podían oponer los coleccionistas a la idea de desprenderse de sus ejemplares.

Mi preocupación porque no se perdiera la información contenida en las piedra dio como resultado que incrementara las de mi museo hasta alcanzar la cifra de once mil ejemplares. Las fui ordenando en series, lo que me reveló no sólo que podían cubrir los vacíos de las primeras series que habían llegado a mi poder, sino también la existencia de nuevos e insospechados temas. La diversidad de animales prehistóricos era tanta que solamente pudo identificar a los especímenes que ha dado a conocer la Paleontología. La posibilidad de la existencia del hombre en el más remoto pasado revelada por mis piedras anteriores, se enriquecía ahora notablemente con la idea de que aquel hombre había logrado alcanzar un conocimiento extraordinario de la ciencia y de la tecnología. Y esta idea la daban a conocer sorprendentemente grabados que ante la sola observación referían mapas, cósmicos, zodiaco, calendario, mapas planetarios, mapas continentales, instrumentos para la observación del cosmos y para la observación del mundo microfísico, aparatos de vuelo, embarcaciones, técnicas de alta cirugía (transplantes de órganos), instrumental quirúrgico, embriología animal y humana, parasitología humana, danzas rituales, instrumentos musicales, etc. Desde entonces mi Museo es un recinto que alberga documentos líticos que testimonian la más remota existencia del hombre sobre la Tierra.

[1969: otro análisis de profesor Frenchen en Bonn confirma el remoto pasado de las piedras]

Con fecha 28 de Enero de 1969 recibí una comunicación suscrita por Eric Wolf en la que daba cuenta de los resultados del análisis de laboratorio hecho por el profesor (p.66) Frenchen y sus asistentes en la Universidad de Bonn, Alemania, con el propósito de verificar los resultados que él había obtenido en Lima en el análisis de los ejemplares de mi colección que para tal fin yo le había proporcionado. Él había remitido algunos de estos ejemplares a la Universidad de Bonn y los nuevos resultados no hacían sino confirmar los anteriores:

-- las piedras grabadas eran andesitas  y estaban cubiertas por una pátina (película) de oxidación natural que cubría las incisiones de los grabados,lo que permitía deducir que eran antiguos.

-- Se añadía que esta película no bastaba para precisar el tiempo de antigüedad, pero que para ello debían emplearse los métodos comparativos que ofrece la Estratigrafía y la Paleontología.

Respecto del método comparativo que emplea la Estratigrafía, el geólogo Eric Volf se refería a la necesidad de que se hicieran excavaciones en la zona de donde se extraían las piedras grabadas, con el propósito de establecer la antigüedad del estrato geológico en donde estuvieran las piedras: la antigüedad del estrato determinaría, por asociación, la antigüedad del grabado de las piedras. y respecto del método comparativo empleado por la Paleontología, Wolf se refería a la determinación de la antigüedad de restos fósiles: vegetales, animales y hombres que pudieran hallarse en el estrato en que estuvieran las piedras; esta antigüedad establecería, asimismo por asociación, el tiempo en que fueron grabadas dichas piedras.

[1970: Sr. Cabrera solicita excavaciones en Ocucaje - y el gobierno loco peruano rechaza la aprobación]

En vista de que la pátina de oxidación que recubría los grabados probaba la antigüedad, y en vista de que había que recurrir entonces a los métodos de la Estratigrafía y de la Paleontología - métodos indirectos o comparativos -, tal como lo recomendaba el geólogo Eric Wolf, solicité en el mes de abril de 1970 el Patronato Nacional de Arqueología autorización para realizar excavaciones en la zona de donde se extraían las piedras y poder así emplear los métodos comparativos con el propósito de precisar la antigüedad de los grabados. La mencionada institución tenía por entonces poder de decisión en asuntos como el que motivaba mi solicitud. Con fecha 116 de (p.69) julio de 1970 el Patronato la denegó. Se cerraba así el camino que podía conducir a cuantificar la antigüedad de las Piedras Grabadas de Ica, lo que me convenció entonces de que sólo me quedaba ahondar el estudio de la sistemática expresiva que había utilizado un hombre arcaico para dejar sus mensajes en la piedra (p.70).


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