de:
Javier Cabrera Darquea: El mensaje de las piedras
grabadas de Ica; edición privada, quinta edición 1991;
avenida Bolívar 170, plaza de Armas, Ica, Perú. tel.
231933 / 234363;
<Capítulo I:
EXISTIÓ OTRA HUMANIDAD
1.5. EL LABORATORIO CONFIRMA ANTIGÜEDAD DE LOS GRABADOS
(p.59-70)
[Investigaciones con 33 piedras grabadas]
Era el mes de Mayo de 1967 y un día escogí de mi
colección treinta y tres piedras, entre ellas algunas de
los ciclos reproductivos de animales extinguidos que yo
sabía podían prestarse a controversia si no se
verificaba su antigüedad.
Recurrí a mi amigo Luis Hochshild, estudioso ingeniero
de minas y vicepresidente de la Compañía Minera Mauricio
Hochshild, con sede en Lima. Le solicité la gentileza de
que en sus laboratorios se hiciera un análisis que
precisara la naturaleza de las piedras que le entregaba
y la antigüedad de sus grabados. En los primeros días
del mes de junio de ese año (1967) los laboratorios me
proporcionaron directamente el resultado del análisis en
un documento suscrito por el geólogo Eric Wolf y que a
la letra (p.59) dice:
"Se
trata indudablemente de piedra natural y redondeada
por el transporte fluvial (cantos rodados).
Petrológicamente las clasificaría como andesitas. Las
andesitas son rocas cuyos componentes han sido
afectados mecánicamente a causa de altas presiones con
simultánea transformación química. En nuestro caso
quedan patentes los efectos de una intensa
sericitación (transformación del feldespato en
sericita). Este proceso ha incrementado la compacidad
y el peso específico, creando por otra parte la
suavidad que los antiguos artistas sabían apreciar en
la ejecución de sus obras.
Trataré de confirmas esta opinión preliminar por medio
de un examen más minucioso en los laboratorios de la
Universidad de Ingeniería y de la Universidad de Bonn,
Alemania.
Por lo demás, cabe mencionar que las piedras están
envueltas por una fina pátina de oxidación natural que
cubre por igual las incisiones de los grabados,
circunstancia que permite deducir su antigüedad.
No he podido observar ningún desgaste notable o
irregular en las aristas de las incisiones por lo que
cabe la suposición de que han sido realizadas no mucho
antes de depositar los ejemplares en las necrópolis o
lugares donde ahora son encontradas.
Lima, 8 de junio de 1967.
Eric Wolf"
Este análisis revelaba tres hechos importantes:
a) las piedras grabadas tienen mayor peso específico que
los cantos rodados comunes que abundan en los lechos de
los ríos y playas de los mares, lo que ya yo había
advertido cuando tuve en la mano la primera piedra
grabada que llegó a mi (p.60) poder;
b) las piedras grabadas son antiguas, a juzgar por la
capa de oxidación natural que cubre por igual las
incisiones de los grabados;
c) el que los grabados hayan sido hechos no mucho antes
de que los ejemplares fueran depositados en donde ahora
son encontrados - a juzgar por la falta de desgaste
notable o irregular en las aristas de las incisiones -,
sólo significa que las piedras no fueron grabadas para
usarse sino para ser depositadas en lugares muy
protegidos, con una intención desconocida.
[1966: análisis por en arquitecto Santiago
Agurto Calvo]
Un año atrás, el arquitecto Santiago Agurto Calvo había
dado a conocer los resultados del análisis
petromineralógico de piedras grabadas que integraban su
colección. Los resultados formaban parte del artículo
periodístico suscrito por él y en el que daba a conocer
sus investigaciones sobre el hallazgo de piedras
grabadas en las tumbas preincas de la zona de Ocucaje,
Ica, tal como he mencionado en páginas anteriores (12).
(12)
Artículo citado (Agurto Calvo, Santiago: Las piedras
mágicas de Ocucaje. En: Suplemento del diario "El
Comercio"; Lima, 11 de diciembre 1966)
Se trataba de algunos ejemplares que a fines de 1962
había comprado a los huaqueros de Ocucaje y que, según
manifiesta en su artículo, representaban "coas no
identificables, insectos, peces, aves, felinos, figuras
fabulosas y seres humanos, unas veces singularmente y
otras mezclados en elaboradas y fantasiosas
composiciones". El análisis lo había encargado a la
Facultad de minas de la Universidad Nacional de
Ingeniería y había sido efectuado por los ingenieros
Fernando de las Casas y César Sotillo. Como en los
resultados del análisis que yo había solicitado al
vicepresidente de la Compañía Minera Mauricio Hochshild
se me anunciaba confirmar el estudio preliminar con un
examen más minucioso en los laboratorios de la
Universidad Nacional de Ingeniería del Perú y de la
Universidad de Bonn de Alemania.
[Comparación de los análisis]
Decidí confrontar este estudio preliminar con los
resultados del análisis de las piedras grabadas del
arquitecto Agurto. Estos resultados decían lo siguiente:
"Todas
las piedras son andesitas fuertemente carbonatizadas,
a pesar de que por su coloración y textura externa
parecen ser, entre sí (p.61), de distinta naturaleza.
Las piedras proceden de capas de flujos volcánicos
correspondientes a series del mesozoico
características de la zona.
La acción del intemperismo ha atacado la superficie de
las piedras, cambiando los feldespatos en arcilla,
debilitando por tanto su grado de dureza externa y
formando una especie de cáscara que rodea la parte
interior.
La dureza exterior corresponde en promedio al grado 3
de la escala de Mohns, llegando a ser hasta de 4 1/2
grados en la parte interna no atacada por el
intemperismo. Las piedras pueden ser trabajadas
prácticamente con cualquier material duro como huesos,
conchas, obsidiana, etc., y, naturalmente, con
cualquier instrumento metálico prehispánico."
Según declara en su artículo periodístico, el arquitecto
Santiago Agurto Calvo encargó el análisis del
laboratorio con el propósito esencial de establecer el
grado de dureza de las piedras. Pensaba él que si las
piedras no tenían mucha dureza podían haber sido
grabadas por hombres prehispánicos (incas y preincas),
porque éstos no habían conocido metales de gran dureza.
Y que si las pruebas de laboratorio así lo demostraban,
se justificaba proseguir la investigación sobre las
piedras grabadas de Ica. Como las pruebas de laboratorio
dieron la confirmación, el arquitecto Agurto llegó a la
conclusión de que las piedras tenían origen
prehispánico.
El arquitecto Agurto, siguiendo los estudios
tradicionales de la arqueología peruana, que sostienen
la inexistencia de una cultura avanzada anterior a las
que se conocen como las prehispánicas, sólo podía
remitirse a una prehistoria peruana que no va más allá
de incas y preincas. Esto explica el que para arribar a
su conclusión haya desechado valiosos elementos de
juicio que tuvo a mano y que pudieron haberlo conducido
a sospechar la existencia de un horizonte cultural en el
más remoto pasado. Me refiero a que las pruebas de
laboratorio encargadas por él informan (p.62) que las
piedras proceden de capas de flujos volcánicos
correspondientes a series de la era Mesozoica,
característica de la zona, es decir, de la zona de
Ocucaje, lugar en donde se habían hallado las piedras
materia de análisis. Se sabe que las rocas mesozoicas
corresponden a una antigüedad de 230 millones de años. Y
aunque esta cifra se encuentra muy alejada de la cifra
que los antropólogos aceptan respecto de la aparición
del hombre sobre la Tierra (250 mil años), no era
científico desechar que tales piedras grabadas fueran al
testimonio de la existencia del hombre en un pasado
insospechado.
Me refiero también a las sugestivas figuras grabadas en
algunas piedras de su colección: "cosas inidentificables
[no identificables], insectos, peces, aves, felinos,
figuras fabulosas y seres humanos, unas veces
singularmente y otras mezclados en elaboradas y
fantasiosas composiciones", como refiere él mismo en su
artículo periodístico.
El esquema dogmáticamente admitido como válido sobre los
seres vivientes que poblaron el hábitat terrestre en las
diferentes eras geológicas, debió haber pesado mucho
como para que el arquitecto Agurto no haya pensado que
tales cosas inidentificables [no identificables],
figuras fabulosas y seres humanos, mezclados en
elaboradas y fantasiosas composiciones no eran producto
de la imaginación de los hombres que las grabaron, sino
que podían tener correspondencia con animales que
existieron en la planeta en un remoto pasado.
[Conclusiones con ciencia natural y los
resultados laboratorios: había hombres en un remoto
pasado]
Los resultados de los análisis de laboratorio
solicitados por el arquitecto Agurto Calvo y por mí, se
venían a sumar a los resultados de mis observaciones, y
todos ellos demostraban la posibilidad de que el hombre
pudiera haber coexistido con animales prehistóricos.
Esto bastaba para darse cuenta del extraordinario valor
arqueológico que tenían las piedras grabadas de Ica. Yo
como yo estaba convencido de que los trabajos
interpretativos correspondientes podrían hacerse con
mayor rapidez con la participación de los arqueólogos de
mi patria, decidí difundir los resultados de mis
investigaciones con el propósito de que se reconociera
el valor arqueológico de estas piedras - reconocimiento
tan necesario para despertar en los arqueólogos el
interés por estudiarlas - y con el propósito también de
que (p.63) se preservara la zona de Ocucaje y se
detuviera así la extracción ilícita de las piedras, que
venían siendo objeto de insólito comercio a vista y
paciencia de autoridades locales, desde 1961.
[Sr. Cabrera quiere organizar la investigación
oficial - loco Museo Regional y el arqueólogo Rowe
bloquean la investigación oficial]
Fue así como a través de conferencias, entrevistas e
informaciones periodísticas se empezaron a conocer mis
investigaciones, tanto en el Perú como en el extranjero.
Fue así también como en la Primera Convención de
Directores de las Casas Departamentales de la Cultura,
realizada en Julio de 1968 en la ciudad de Ica,
comuniqué la necesidad de que se estudiaran las piedras
grabadas. Yo deseaba despertar la inquietud por estas
piedras en los Directores participantes en la
Convención, a fin de que apoyaran las gestiones que yo
tenía pensado realizar ante las autoridades de la Casa
de la Cultura del Perú, en vista de que éstas
permanecían hasta el momento en un silencio
desconcertante. Se me expresó en la convención el deseo
unánime de apoyar las gestiones y noté el entusiasmo que
las piedras grabadas de Ica habían logrado producir en
los participantes.
Cuando en diciembre del mismo año me aprestaba,
premunido de la debida argumentación, a solicitar, en
nombre de la Casa de la Cultura de Ica, autorización
oficial para que se efectuaran excavaciones sistemáticas
en los lugares arqueológicos de Ocucaje y zonas
aledañas, dejé de ser Director en un momento en que
todas las Casas Culturales del país entraron en
reorganización. Pese a ello, yo había decidido dejar que
mi colección de piedras grabadas siguiera exhibiéndose
en la sede de la Casa de la Cultura de Ica. Pero sucedió
por entonces un hecho que me alarmó porque comprometía
el destino de mis piedras. fui enterado de que se le
había encargado la dirección de la Casa de la Cultura de
Ica al Director del Museo Regional de la ciudad.
Recordé la conversación que había tenido con él, hacía
cerca de dos años y medio atrás, cuando había ido al
Museo Regional a preguntarle sobre la existencia de
piedras grabadas en el Museo.
Recordé, sobre todo, el hecho extraño de que las piedras
que allí había no las exhibiera y en cambio las tuviera
ocultas en el depósito; y recordé, asimismo, su opinión
en el sentido de que no era necesario hacer pruebes de
laboratorio sobre las piedras grabadas, porque el (p.64)
arqueólogo John
H.Rowe le había asegurado que los grabados eran
hechura de los campesinos de Ocucaje. Ante el inminente
peligro de que las seis mil piedras que yo había logrado
reunir fueran a dar a un depósito donde permanecerían
ocultas, las trasladé a mi domicilio. Yo con la
finalidad de que pudieran seguir siendo apreciadas y
despertando el interés científico en los visitantes, les
destiné el consultorio médico y otras habitaciones, que
con el transcurso de los años fui habilitando
convenientemente hasta formar lo que hoy es el Museo de
Piedras Grabadas de Ica. Así me convertí en su custodio
y en su investigador.
["Piedras de Ocucaje" son llamados "piedras de
Cabrera"]
Empezaba a darme cuenta de que no debía hacerme
ilusiones respecto de que tanto arqueólogos como
autoridades culturales del gobierno central se
interesaran por estudiar las piedras grabadas de Ica.
Desde 1961 en que se había comenzado a hablar de ellas
hasta mi salida de la Casa de la Cultura, habían
transcurrido ocho años y los que tenían la obligación de
siquiera aproximarse a las piedras, por lo menos para
verificar su antigüedad, las habían ignorado. Esta
actitud sólo podía interpretarse como que daban por
hecho indiscutible que las piedras grabadas de Ica no
tenían ningún valor científico. La incredulidad de los
especialistas y en general de las personas que creían
tener condiciones para opinar, se notaba en el hecho
curioso de que cuando las piedras habían aparecido por
primera vez las habían llamado piedras grabadas
de Ocucaje, pero cuando fui difundiendo mis
hallazgos que revelaban el extraordinario valor
arqueológico de las mismas, las llamaros despectiva y
burlonamente las piedras de Cabrera. el propósito
indudable era hacer ver que las piedras no habían
existido antes sino sólo a partir de la época en que yo
me había interesado por ellas, para lo cual ocultaban
deliberadamente el hecho innegable de que habían sido
conocidas antes (1961), como lo habían referido
oportunamente dos estudiosos peruanos, Hernán Buse y
Santiago Agurto Calvo.
[La venta de las piedras grabadas por los
campesinos destruye la entidad del mensaje de las
piedras - temas]
He dicho en páginas anteriores que las figuras de los
grabados informaban sobre diferentes temas y que cada
tema completaba su información con un conjunto de
piedras que formaban una serie. Ante el desamparo en que
ellas estaban por la actitud de indiferencia e
incredulidad que habían (p.65) asumido los arqueólogos y
las autoridades del gobierno central, me preocupaba que
el comercio de las piedras dispersara y extraviara la
información que contenían. Esto me condujo entonces a
tener que adquirir más ejemplares. Mi deseo hubiera sido
adquirir todas las piedras que obraban en poder de los
coleccionistas de Ica y Lima y todo el flujo cuantioso
de ejemplares que diariamente vendían (y siguen
vendiendo) los huaqueros de Ocucaje, pero esto era
incompatible con mis limitadas posibilidades económicas,
aparte de que vislumbraba la resistencia o el elevado
precio que podían oponer los coleccionistas a la idea de
desprenderse de sus ejemplares.
Mi preocupación porque no se perdiera la información
contenida en las piedra dio como resultado que
incrementara las de mi museo hasta alcanzar la cifra de
once mil ejemplares. Las fui ordenando en series, lo que
me reveló no sólo que podían cubrir los vacíos de las
primeras series que habían llegado a mi poder, sino
también la existencia de nuevos e insospechados temas.
La diversidad de animales prehistóricos era tanta que
solamente pudo identificar a los especímenes que ha dado
a conocer la Paleontología. La posibilidad de la
existencia del hombre en el más remoto pasado revelada
por mis piedras anteriores, se enriquecía ahora
notablemente con la idea de que aquel hombre había
logrado alcanzar un conocimiento extraordinario de la
ciencia y de la tecnología. Y esta idea la daban a
conocer sorprendentemente grabados que ante la sola
observación referían mapas, cósmicos, zodiaco,
calendario, mapas planetarios, mapas continentales,
instrumentos para la observación del cosmos y para la
observación del mundo microfísico, aparatos de vuelo,
embarcaciones, técnicas de alta cirugía (transplantes de
órganos), instrumental quirúrgico, embriología animal y
humana, parasitología humana, danzas rituales,
instrumentos musicales, etc. Desde entonces mi Museo es
un recinto que alberga documentos líticos que
testimonian la más remota existencia del hombre sobre la
Tierra.
[1969: otro análisis de profesor Frenchen en
Bonn confirma el remoto pasado de las piedras]
Con fecha 28 de Enero de 1969 recibí una comunicación
suscrita por Eric Wolf en la que daba cuenta de los
resultados del análisis de laboratorio hecho por el
profesor (p.66) Frenchen y sus asistentes en la
Universidad de Bonn, Alemania, con el propósito de
verificar los resultados que él había obtenido en Lima
en el análisis de los ejemplares de mi colección que
para tal fin yo le había proporcionado. Él había
remitido algunos de estos ejemplares a la Universidad de
Bonn y los nuevos resultados no hacían sino confirmar
los anteriores:
-- las piedras grabadas eran andesitas y estaban
cubiertas por una pátina (película) de oxidación natural
que cubría las incisiones de los grabados,lo que
permitía deducir que eran antiguos.
-- Se añadía que esta película no bastaba para precisar
el tiempo de antigüedad, pero que para ello debían
emplearse los métodos comparativos que ofrece la
Estratigrafía y la Paleontología.
Respecto del método comparativo que emplea la
Estratigrafía, el geólogo Eric Volf se refería a la
necesidad de que se hicieran excavaciones en la zona de
donde se extraían las piedras grabadas, con el propósito
de establecer la antigüedad del estrato geológico en
donde estuvieran las piedras: la antigüedad del estrato
determinaría, por asociación, la antigüedad del grabado
de las piedras. y respecto del método comparativo
empleado por la Paleontología, Wolf se refería a la
determinación de la antigüedad de restos fósiles:
vegetales, animales y hombres que pudieran hallarse en
el estrato en que estuvieran las piedras; esta
antigüedad establecería, asimismo por asociación, el
tiempo en que fueron grabadas dichas piedras.
[1970: Sr. Cabrera solicita excavaciones en
Ocucaje - y el gobierno loco peruano rechaza la
aprobación]
En vista de que la pátina de oxidación que recubría los
grabados probaba la antigüedad, y en vista de que había
que recurrir entonces a los métodos de la Estratigrafía
y de la Paleontología - métodos indirectos o
comparativos -, tal como lo recomendaba el geólogo Eric
Wolf, solicité en el mes de abril de 1970 el Patronato
Nacional de Arqueología autorización para realizar
excavaciones en la zona de donde se extraían las piedras
y poder así emplear los métodos comparativos con el
propósito de precisar la antigüedad de los grabados. La
mencionada institución tenía por entonces poder de
decisión en asuntos como el que motivaba mi solicitud.
Con fecha 116 de (p.69) julio de 1970 el Patronato la
denegó. Se cerraba así el camino que podía conducir a
cuantificar la antigüedad de las Piedras Grabadas de
Ica, lo que me convenció entonces de que sólo me quedaba
ahondar el estudio de la sistemática expresiva que había
utilizado un hombre arcaico para dejar sus mensajes en
la piedra (p.70).